martes, 11 de mayo de 2021

1 parte - Lo que esconden las a(zote)as

 

Nunca podré olvidar el verano de mis trece, el despertar de mis deseos más ocultos. Cuando experimenté ese extraño dolor del placer más absoluto. Lo que hoy me hace perder los sentidos.

El agosto era febril como mi adolescencia. Ni la brisa, ni el mar ayudaban a sobrellevar las altas temperaturas. La humedad te lamía la piel, indecente, y el sol te iba cociendo, a fuego lento. Mis padres se habían ido al pueblo dejándome al cargo de mi hermano Miguel que empezaba en la Universidad en septiembre. Una semana de semilibertad que ya llegaba a su fin. Era viernes. Me desperté con la llamas entrando por la ventana. No entendía cómo mi hermano podía dormir así, tapado hasta la cabeza. Salté de la cama sudando como un cerdo. Sin mi madre por casa, vivía en bañador todo el tiempo. Toalla y balón en ristre, fui a buscar a Pedro para unirnos con el resto de la pandilla, como siempre, en el espigón.

Con las hormonas empezando a hervir, nos tumbábamos al sol. Observando los cuerpos brillantes y las tetas que, impúdicas y desvergonzadas, inundaban la playa. Entre susurros, nos íbamos indicando el objetivo, A las doce en punto melocotones, codazo, Peras a las cinco, patada, Mira qué melones, risitas. Estaban por todos lados, unas grandes y otras pequeñas, las que colgaban y las que apuntaban al cielo, las tostadas por el sol o las blancas, blanquísmas, centelleando por doquier. La presión subía más y más. Los pezones nos miraban forzándonos a salir corriendo hacia el agua para sofocar el calor que empezaba a acumularse entre las piernas. Y nos salpicábamos como locos, jugando al tiempo que mirábamos las tetas balanceándose de arriba a abajo, saltando las olas al ritmo del Flop Flop Flop. Nos sentíamos espías de lo prohibido, y nos sentíamos bien.

Aquel día tenía que volver pronto a casa para ayudar a mi hermano que, aprovechando la ausencia de mis padres, daba su fiesta de despedida. Me tuvo toda la tarde de recadero. Comprando en el colmado y moviendo los muebles del comedor para hacer una pista de baile. Aún no había llegado nadie. Sonó el timbre. Me cogió por el brazo y me soltó Enano, tú ver oír y callar, ¿Estamos? Y aunque no lo estuviera, tenia que estarlo. Me había pasado una semana entera sin orden ni control porque él me lo había permitido. Me obligó a quedarme en la habitación. Me empujó adentro y antes de cerrar se volvió ¿estamos? Asentí. Me quedé en el cuarto. Miraba hacia el exterior fantaseando. Pensaba en esa semana. Imaginaba las tetas sueltas, redondas y trémulas, subiendo y bajando. Me imaginaba su tacto.

Empezó a escucharse el trasiego de los que llegaban. Las paredes parecían de papel. Oía las risas, los pasos, las voces. Escuchaba la música de fondo. De vez en cuando, algún perdido irrumpía en mi cuarto buscando el baño. En silencio, les señalaba hacia la puerta de enfrente y ellos a carcajadas pedían Perdón, y giraban sobre sus pasos, cerrando tras de sí. Yo volvía a mi ensoñación, preguntándome cómo era posible que las tetas fueran tan diferentes siendo todas una misma cosa. Me resultaba todo un enigma.


<<Lo que esconden las a(zote)as>>

sábado, 6 de febrero de 2021

La Faja

La incertidumbre que me provocaba el ser descubierto me excitaba tanto como aquella faja que revoloteaba en los tendederos de la azotea. 
Todos los sábados le subía la ropa a mi madre. Era el punto de reunión de las vecinas. 
Yo fingía jugar, pero las observaba parapetado detrás de los depósitos. Las faldas se levantaban con el viento dejando entrever sus culos trémulos. En los hilos, bragas y sujetadores desfilaban desvergonzados, ofreciéndome un mundo desconocido, perturbador. Las medias se agitaban tanto que parecían correr. Y aquellas fajas bailaban frenéticas al ritmo de las pulsiones de mi corazón.
Boom…boom
Cerraba los ojos y el olor a lavanda me envolvía. Olía a fresco, a verano. Y las escuchaba. Oía sus secretos. Las palabras prohibidas. El aire venía cargado de imaginación. Apretaba los ojos y mi corazón se aceleraba. Resonaba con mayor intensidad. 
Boom, boom, boom
Culo. Bragas. Teta.
Boom, boom 
El latigazo de la falda. La respiración entrecortada.
Boom
Y las risas y el viento y la lavanda. 

                                                                                                               "Lo que esconden las a(zote)as"

viernes, 21 de septiembre de 2012

e-realidad

 Atrapada en un tiempo y un espacio aletargados casi inexistentes, en un estado de flotación a la vez inevitable.

 Surrealista o en este caso ... ¿cómo podría expresar "fuera de la realidad"? Quizá Ex-realista, tal vez In-realista...porque no es irreal, y eso es lo más extraño. Existe, está...estamos pero en una especie de realidad No-paralela si no Tangente, porque en algunos momentos nuestras vidas se cruzan en un tiempo determinado, reducido...juntos nuestros cuerpos por unas horas...

 El resto...el todo
...en un puto buzón.

miércoles, 11 de julio de 2012

Silencio

Silencio aterrador que apareces tras la partida.
El vacío que va llenando (valga la contradicción)
todos los huecos de mi cuerpo.
Y viene el miedo.
(...)
Una parte de mí se queda tras la puerta.
Y mientras se cierra, yo me voy alejando,
dolorida, arrastrando los pies y el alma.
Sin el chasquear de mis tacones.
(...)
Quedando ese silencio aterrador que quema tras la partida.

viernes, 22 de junio de 2012

Trigonometría o realidad

Libre, intransitivo...inmerso en un mar de dudas que no son tales. Obtuso en ocasiones, cuadrado a veces pero siempre saliéndome por la tangente. Considero imprudente  hablar de mí como infinito pero, sin pretender ser caótico, son tantos los caminos que da la libertad que porqué no cometer ese desvarío...
En diagonal cruzo por la vida porque es más largo que ir cuesta arriba y menos agotador... Derivado hacia una forma oblonda con efecto boomerang...¿quién no acaba cometiendo sus mismos errores una y otra vez? Si hasta parece que nos guste lo de que el resultado no varía aunque se altere el orden de los factores...al final no nos engañemos: pecamos de lo mismo.
Tampoco deberíamos olvidar no elevar las emociones al cuadrado...acercarnos a ese punto equidistante desde el cual todo cambia. Tomar perspectiva. Porque ¡señores! que las situaciones, a parte de pintarlas calvas, son solo momentos emocionalemente comprometidos y vistos desde su mismo epicentro, lo que conlleva una GRAN desventaja: la cercanía. Y cercanía no tiene porqué ser igual a realidad y más para un hipermétrope como yo que de cerca todo se distorsiona (¿o eso es la miopía?). Bueno en fin y en resumidas cuentas que las matemáticas para los matemáticos y a mi que me dejen la vida y una pluma.

sábado, 5 de mayo de 2012

... ... ...


[Inconsciencia]
cierro los ojos y SueÑo
mi cuerpo deja de ocupar espacio
 me elevo
vuelo incorpórea dejándome arrastrar por la brisa

la justa inGraVidez que relaja mis sentidos
los pensamientos se evaporan

y en ese instantante              la NaDa más absolutamente placentera

único momento lleno de eSenCia

abro los ojos                 (...)
y tus labios ya se alejan lentamente

[ConsCienCia]


¿El qué?

Presencia, esencia, pose, actitud o carácter...no sé,
puedes llamarlo como quieras. Tal vez carisma.
Quizá sea esa sensación que desprendes
 de estar por encima de todo.
No sé.
Eres ese escalofrío inevitable que recorre mi cuerpo. Un efecto eléctrico que me eriza la piel poniendo todos mis sentidos alerta. Empieza en la base de la espalda, sube por mi espina dorsal hasta el cuello y se extiende...
Se extiende bajando en forma de calor hacia mi bajo vientre, calentándose más y más...y es entonces cuando estalla tu imagen en mi mente. Cobra forma tu cuerpo, tu voz, tu respiración...tus ojos.
Me gimes al oído provocando tal placer que sólo puedo arder en mi propio delirio.
(...)
En mi imaginación tus manos  se aferran a mi cintura.