sábado, 6 de febrero de 2021

La Faja

La incertidumbre que me provocaba el ser descubierto me excitaba tanto como aquella faja que revoloteaba en los tendederos de la azotea. 
Todos los sábados le subía la ropa a mi madre. Era el punto de reunión de las vecinas. 
Yo fingía jugar, pero las observaba parapetado detrás de los depósitos. Las faldas se levantaban con el viento dejando entrever sus culos trémulos. En los hilos, bragas y sujetadores desfilaban desvergonzados, ofreciéndome un mundo desconocido, perturbador. Las medias se agitaban tanto que parecían correr. Y aquellas fajas bailaban frenéticas al ritmo de las pulsiones de mi corazón.
Boom…boom
Cerraba los ojos y el olor a lavanda me envolvía. Olía a fresco, a verano. Y las escuchaba. Oía sus secretos. Las palabras prohibidas. El aire venía cargado de imaginación. Apretaba los ojos y mi corazón se aceleraba. Resonaba con mayor intensidad. 
Boom, boom, boom
Culo. Bragas. Teta.
Boom, boom 
El latigazo de la falda. La respiración entrecortada.
Boom
Y las risas y el viento y la lavanda. 

                                                                                                               "Lo que esconden las a(zote)as"

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