martes, 27 de septiembre de 2011

El As de Corazones

El más ínfimo detalle se multiplica hasta elevarse a la enésima potencia. Un gesto insignificante, una mirada de soslayo, una camisa...la justa palabra que te ataca directamente a tí. Desde el silencio que te permite este estado de embriaguez, esas minucias se convierten en algo inmensamente pleno. Compruebas el calor de mi lucha interna, veo el color en tus ojos demandando mi atención.
 Te miro y remiro.
Te imagino del otro lado de la mesa, con el reflejo del tapete verde en la mirada. Tintinean las fichas al encontrarse entre tus dedos. Caen las cartas en escaleras de color que van iluminando la noche. Jugetonas las cartas, jugetonas tus pupilas. Cruza un brillo de insensatez por mis ojos. No llegas a imaginar lo que disfruto viéndote echar esta partida, ninguno de los dos sabe cuántos Ases llevamos bajo la manga. El de tréboles cayó en una tarde de lluvia junto con mis llaves. El de rombos, la otra noche,  con mi falda ¿ Nos repartirnos el de picas y el de corazones? Yo aún no sé cuál tengo, pero tú tampoco lo tienes claro.


viernes, 23 de septiembre de 2011

Jaula de grillos

Cuando escuchas las manecillas del reloj marcando el paso de tus días y el tiempo impostor engaña a la memoria dilatándola en exceso, se genera un eco ensordecedor dentro de ti que no te deja dormir...no te deja. Vuelven mil imágenes de tantas noches pasadas, de tantas horas en compañía. Las palabras se superponen, no sé quién dijo qué. Tampoco cómo dijiste cuándo. Y sin saber muy bien porqué acabo con la cabeza loca y el corazón ido. De viaje hacia ninguna parte. Un camino sin retorno que me lleva directo a tu recuerdo, sin trasbordo. Tu imagen se recrea en mi imaginación, de brazos y boca abierta, esperándome, recibiéndome. Príncipe azul del demonio que vas a hacer del amor un imposible para mí. El sí de todos los nos. El no en alguna noche partida. Las risas robadas de los besos que no se dan, de los besos que se quedan esperando. Las caricias tímidas. Y la pasión dentro de una jaula de grillos.

martes, 20 de septiembre de 2011

A ese niño

Y llenar de colores la vida y decorarla con mil sonrisas y más alegrías. Y estar tan divertida que nunca tenga tiempo de entristecerme... Soñar despierta. 
Sin a penas conocerte ya sabes sacar de mi las mil sonrisas y un manojo de nervios. Me vuelvo a escuchar cantándole a la vida ¡que sigo aquí! ¡que nunca me he ido!. En un bar rodeada de intensidad por todos los flancos, tocando las palmas y casi rozando el limbo. Viviendo cada día al límite como si fuera el último, con la pasión de los cantares más profundos. Con el misterio que envuelve la noche, que te envuelve a ti, que nunca sabe uno por dónde vas a salir, si vas o si vienes, ¿o es que tal vez tú tampoco te fuiste?
Pensando y pensando, las ideas se atropellan unas a otras, como dice una gran amiga "sin orden ni concierto", la única imagen que prevalece, en este estado anárquico-sentimental en el que me encuentro, es la tuya...
                                                                              la de ese niño.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Y la noche

Superposiciones de hechos tridimensionales que dan sentido a todas mis lujurias. Miradas obscenas, y en mi mente una habitación de prostíbulo con luces rojas, esperándote. Elixires pasionales de tabús más que prohibidos. Socialmente antitético, opuesto, lejano. Somos buscadores insaciables de los placeres más oscuros. Abusos psicológicos, inocentes, absurdos. Obsesiones ¿sanas?. Enfermedad cultural.

Agonía

Las huellas de tus labios siguen en mis pupilas, hay manchas de éxtasis en el recuerdo. Paseo mi mirada a través de la memoria, de esas largas noches de absoluta locura. Y luego llego a mi cama y te huelo entre las sábanas. Resbala tu imagen por mis pulmones. 

Ya te tengo dentro.

Todo se desvanece, se apagan las velas. Y tú sigues deslizándote por entre mi cuerpo en esta noche de silencio. Ya nada volverá a ser lo mismo. Yo caigo.

Y los dos caemos.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

martes, 6 de septiembre de 2011

Rasgando la indecencia

Brillan tus ojos negros con una pasión sobrenatural. Me provoca un escalofrío que recorre mi cuerpo hasta donde se pierde el pudor. Observas con vivacidad el ir y venir de la gente. Ojos perfilados hasta la más pura indecencia, rasgados con la desvergüenza del que sin querer quiere. En mis noches de soledad, bajo las sábanas encuentro tu mirada rondando por mi imaginación, lejana, tranquila, pausada, como la de un gato cuando acecha su presa...despierto, como tu cuerpo, suave y terso. Con esa piel que te atrapa en un estadio de la locura en el que nada se puede controlar.


Con calma, sin apartar la vista de tu objetivo, te noto pendiente, sigiloso, desde esa estaticidad  que te proporciona el miedo. Contenido. Camuflando el deseo de saltar sobre tu presa.
 ¡Muérdeme! hace unos días me abandoné a tu suerte. Cazada por ti como una criatura inocente, sabiendo lo necesario como para salir huyendo, ya sólo soy capaz de correr calle abajo hacia tus ojos.
...
¡Tus ojos!