martes, 6 de septiembre de 2011

Rasgando la indecencia

Brillan tus ojos negros con una pasión sobrenatural. Me provoca un escalofrío que recorre mi cuerpo hasta donde se pierde el pudor. Observas con vivacidad el ir y venir de la gente. Ojos perfilados hasta la más pura indecencia, rasgados con la desvergüenza del que sin querer quiere. En mis noches de soledad, bajo las sábanas encuentro tu mirada rondando por mi imaginación, lejana, tranquila, pausada, como la de un gato cuando acecha su presa...despierto, como tu cuerpo, suave y terso. Con esa piel que te atrapa en un estadio de la locura en el que nada se puede controlar.


Con calma, sin apartar la vista de tu objetivo, te noto pendiente, sigiloso, desde esa estaticidad  que te proporciona el miedo. Contenido. Camuflando el deseo de saltar sobre tu presa.
 ¡Muérdeme! hace unos días me abandoné a tu suerte. Cazada por ti como una criatura inocente, sabiendo lo necesario como para salir huyendo, ya sólo soy capaz de correr calle abajo hacia tus ojos.
...
¡Tus ojos!

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