martes, 27 de septiembre de 2011

El As de Corazones

El más ínfimo detalle se multiplica hasta elevarse a la enésima potencia. Un gesto insignificante, una mirada de soslayo, una camisa...la justa palabra que te ataca directamente a tí. Desde el silencio que te permite este estado de embriaguez, esas minucias se convierten en algo inmensamente pleno. Compruebas el calor de mi lucha interna, veo el color en tus ojos demandando mi atención.
 Te miro y remiro.
Te imagino del otro lado de la mesa, con el reflejo del tapete verde en la mirada. Tintinean las fichas al encontrarse entre tus dedos. Caen las cartas en escaleras de color que van iluminando la noche. Jugetonas las cartas, jugetonas tus pupilas. Cruza un brillo de insensatez por mis ojos. No llegas a imaginar lo que disfruto viéndote echar esta partida, ninguno de los dos sabe cuántos Ases llevamos bajo la manga. El de tréboles cayó en una tarde de lluvia junto con mis llaves. El de rombos, la otra noche,  con mi falda ¿ Nos repartirnos el de picas y el de corazones? Yo aún no sé cuál tengo, pero tú tampoco lo tienes claro.


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