Entre las oscuras sombras de noches infinitas me paseo sedienta de algo que no encuentro. Camino por la soledad sonámbula. En un rincón sucio y tétrico, maúlla sin cesar un pequeño gato azul con ojos rebosantes de sentimiento. Se me acerca ronroneando y de un salto inesperado sube casi hasta mi hombro. Su lengua sinuosa lame la incertidumbre de mi mirada.
Escucho el eco de mi respiración entrecortada por el miedo. Su nariz fría se acerca a mi cuello...sube. Su aliento acaricia mi dolor. Respira acompasado jugando con esa lengua lujuriosa mientras me susurra al oído "Rompe mi interior y quédate en él. Te espero"
Ya nada es lo que parece y todo parece lo que no es.
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